Flora


Flora del PN de las Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas
 

La FLORA del P.N. de Cazorla, Segura y las Villas destaca por ser una de las más ricas y variadas del ámbito

mediterráneo, quedando de manifiesto ante la presencia de más de 1.800 especies de flora vascular inventariadas, lo

que hace de este espacio protegido una de las áreas de mayor interés botánico de Andalucía, sólo superada por Sierra

Nevada. Presenta un gran número de endemismos, siendo la mayoría hierbas o pequeños arbustillos rastreros con

pequeñas flores, algunas amenazadas de extinción, como la violeta de Cazorla (Viola cazorlensis),



los Zapaticos de la Virgen (Sarcocapnos baetica subsp. baetica),


 
el geranio de Cazorla (Geranium cazorlense),


el narciso (Narcissus longispathus)

 
 o la Aquilegia (Aquilegis pyrenaica subsp. cazorlensis), una reliquia que vive refugiada en las altas cumbres de las sierras que conforman el Parque.

 
 En general destaca el elevado número de especies que se encuentran catalogadas y protegidas según el Decreto 104/1994, de 10 de mayo, por el que se establece el Catálogo Andaluz de Especies de la Flora Silvestre Amenazada en Andalucía.

Este espacio, dominado por la diversidad de sustratos litológicos, por una variedad de geoformas que propician la existencia de contrastados microclimas y en el que la altitud provoca marcados gradientes térmicos y pluviométricos, se producen una gran variedad de hábitats para las especies vegetales y animales que hacen del parque natural una de las más ricas áreas biogeográficas de Andalucía.

Los densos encinares y pinares, los frondosos quejigales y acerales,distribuidos por la variable orografía de las sierras del Parque han quedado reducidos a formaciones más homogéneas y menos amplias, ya que el aprovechamiento maderero que de estas sierras se ha hecho durante los últimos siglos ha sido muy alto, originando una pérdida de diversidad del bosque original. Por consiguiente, los bosques de las Sierras de Cazorla, Segura y las Villas, están dominados hoy día por el PINAR, apareciendo también, aunque de forma más localizada el encinar, el quejigal-aceral y de forma puntual el melojar o el avellanar.

En amplias zonas del parque, sobre todo en las de alta y media montaña, se conservan excelentes bosques y
bosquetes de pino laricio o salgareño, autóctono de estas zonas.

 

En la media montaña, por debajo de los 1.300 m, la acción del hombre ha motivado la expansión de bosques de pino negral o rodeno (Pinus pinaster), que alcanzan los 35 m de altura, y que forman las principales masas de pinares del parque.

En las zonas más bajas aparecen otros árboles como quejigos (Quercus faginea) en lugares húmedos y encinas (Quercus rotundifolia) en las partes soleadas, cerca de arroyos.




En las laderas más frescas aparecen de forma aislada  tejos (Taxus baccata),

 
 acebos (Ilex aquifolium), áceres (A. monspesulanum, A. opalus subesp. opalus, A. opalus subesp. granatense), mostajos (Sorbus aria), cerecinos (Prunus mahaleb), maguillos o manzanos silvestres (Malus
sylvestris) y olmos montanos (Ulmus glabra).

A inferior altitud, generalmente por debajo de los 1.000 m, predomina el pino carrasco (Pinus halepensis), que puede alcanzar los 20 m de altura, no resiste los fríos invernales y aguanta bien la escasez de precipitaciones y ha sido extensamente usado en Andalucía para la repoblación por debajo de 1.300 m en zonas secas y soleadas. Junto a este tipo de pino aparece un sotobosque de coscojas (Quercus coccifera), lentiscos (Pistacia lentiscos) y abudante romero(Rosmarinus officinalis).

En zonas en las que el bosque se encuentran degradado se desarrolla un pastizal de gramíneas, con especies diferentes según la altitud y el grado de humedad, tales como el esparto (Stipa tenacissima), el lastón (Helictotrichum filifolium) y el garbancillo (Astralagus sp.).

BOSQUE ACICULIFOLIO · PINARES, SABINARES RASTREROS Y PIORNALES

La alta montaña es el dominio del
 
bosque aciculifolio, compuesto por pinares autóctonos de pino laricio o salgareño (Pinus nigra subsp. salzmannii) un sotobosque de sabina rastrera (Juniperus sabina) y el enebro rastrero (Juniperus communis subesp. hemisphaerica) junto a tomillares y piornos. Aparecen a más de 1.000 ó 1.200 m de altitud, ascendiendo hasta los 2.200 m en algunos casos, constituyendo los bosques de pinos laricios mejor conservados del sur de España, dominando sin competidor la alta montaña. También es común en las zonas más altas (desde 1.800 m de altitud hasta los picos más elevados) los matorrales de piornos, adaptados a soportar los grandes adversidades del clima, con oscilaciones térmicas mayores a 60 ºC, cubiertos de nieve la mayor parte del año y con vientos fuertes y fríos, predominando el cojín de pastor (Erinacea anthyllis), piorno (Genista longipes), el piorno blanco (Echinospartum boissieri),etc.

BOSQUE ESCLERÓFILO · ENCINAR

El bosque esclerófilo mediterráneo es la formación forestal mediterránea por excelencia, sus plantas están adaptadas a la sequía estival y aprovechan al máximo los períodos favorables de temperatura y humedad, con hojas duras, de pequeño tamaño y perennes. Hoy día se puede disfrutar en el Parque de la presencia de bosques de encinares y coscojares, que si bien antaño estuvieron muy extendidos por las zonas más térmicas de Parque, hoy día la presencia humana ha reducido estas grandes masas boscosas.

Se conservan enclaves de encinar y coscojar en distintas zonas del Parque, destacando los de la Sierra de Quesada y en el Embalse de la Bolera y los del valle del río Zumeta. Por todo el territorio se localizan en barrancos como los de los





 

 

 



 
ríos Guadalquivir, Borosa, Aguasmulas y Segura, alternando con quejigales en áreas húmedas.

En las zonas más cálidas, a menor altitud, aparece un sotobosque compuesto por coscoja (Quercus coccifera),lentisco (Pistacia lentiscus), labiérnago (Phillyrea angustifolia), durillo (Viburnum tinus), acebuche (Olea europea subsp. sylvestris), mirto (Myrtus communis), torvizco (Daphne gnidium), jazmín silvestre (Jasminum fruticans), tomillo, retama, genista y esparto, entre otros.

A partir de los 700 y/ó 1.000 m de altitud, el encinar se vuelve más abierto y achaparrado, desapareciendo algunas especies propias de zonas más cálidas y dejándose ver especies tales como el madroño (Arbutus unedo), agracejo (Phillyrea latifolia), el endrino (Prunus spinosa) y el romero (Rosmarinus officinalis), entre otras.

En zonas puntuales del parque sobre suelos ácidos aparece al encinar silicícola, especialmente en la parte norte; donde la encina se acompaña de madroño (Arbutus unedo), el piruétano o peral silvestre (Pyrus sp.) y el brezo (Erica arborea), con un sotobosque donde habita la rubia (Rubia peregrina), el heléboro (Helleborus sp.) y el torvisco o torvizco (Daphne gnidium).

BOSQUE CADUCIFOLIO · ACERAL-QUEJIGAL, AVELLANAR Y MELOJAR

Los bosques de caducifolios del parque fueron muy extensos en otras épocas, pero hoy día aparecen en condiciones microclimáticas donde la altitud, la orientación (zonas umbrías) y la presencia de suelos profundos producen suficiente humedad en verano. Son pluriestratificados con estrato arbóreo, arbustivo y de matorral, plantas trepadoras, hierbas y musgos, localizándose buenos ejemplares en vaguadas, barrancos o umbrías, con enclaves emblemáticos como el

Monte Acebeas, la Nava del Espino, la Sierra del Agua, la Cañada de las Fuentes, el Puntal de Ana María-Tranco del Lobo, Río Zumeta, La Tejerina, la Cueva del Peinero, etc.

El quejigal desarrolla un estrato arbóreo dominado por el quejigo (Quercus faginea), árbol que llega a alcanzar los 20 m de altura, con copa redondeada y suele estar acompañado por áceres (Acer opalus subsp. granatense y A.monspessulanum), formando el quejigal-aceral y junto a éstos en las zonas más húmedas aparecen especies tales como el avellano (Corylus avellana) y el tejo (Taxus baccata), árbol perenne que puede alcanzar los 15 m de altura.

De forma puntual, sobre suelos ácidos aparece el melojar, como losdel valle de la zona del Río Madera, en la Sierra de Segura. El roble-melojo (Quercus pyrenaica), es el árbol dominante, junto al que parecen otros árboles caducifolios como el quejigo, el serbal, el mostajo y el arce.

 

El acebo (Ilex aquifolium), especie de climas más norteños, encuentra en el parque, su distribución más meridional,apareciendo de forma aislada y junto con las comunidades anteriores.

El avellanar está restringido a la zona norte del Parque, en escasos puntos de la Sierra de Segura, como el paraje de las Acebeas y la Cueva del Agua, puesto que estos bosques se extienden en zonas con elevada humedad ambiental.

La especie dominante es el avellano (Corylus avellana), arbolillo caducifolio que llega a alcanzar los 8 m de altura y junto a éste el acebo y el mostajo (S. torminalis) y se desarrolla un sotobosque donde se pueden encontrar especies como las fresas silvestres (Fragaria vesca), entre otras.

LOS BOSQUES DE RIBERA

Estos bosques van ligados a la presencia de agua, desarrollándose paralelos a los cursos de agua y constituyendo los típicos bosques en galería, de los que hay magníficos ejemplares en todo el Parque. Aparecen un sotobosque con espinos y zarzas y abundan especies de rosas, madreselvas, parras (Vitis vinifera), tarays (Tamarix africana) y adelfas (Nerium oleander) y una serie de árboles y arbustos como el aligustre (Ligustrum vulgare), y en las zonas más húmedas, el avellano (Corylus avellana), el boj (Buxus sempervirens) y la laureola (Daphne laureola).

Aparte de estos arbustos, las arboledas más características de los bosques de ribera están formadas por fresnedas,alamedas o choperas, olmedas y saucedas.

Las saucedas componen la vegetación de ribera más extendida dentro del Parque, además son pioneras en la colonización de riberas. Dominan las mimbreras y sargatillos (Salix frágilis, S. purpurea, S. elaeagnos), con algunas sargas negras (S. atrocinerea) y sauces blancos (S. alba).

Las olmedas son comunidades riparias que en estado natural forman un bosque más lejano al río que las choperas. Se desarrolla en las vegas de los ríos, con suelos potentes, lo que ha motivado su desaparición en muchas zonas, al ser talados para instalar huertas. En su estado natural, la especie dominante es el olmo de montaña (Ulmus glabra), árbol caducifolio de hasta 35 m de altura, que se extiende desde los 500 a los 2.300 m y en muchos casos es sustituido por el olmo (Ulmus minor), de menor porte y ampliamente desarrollado en toda la región mediterránea.

Las fresnedas constituyen los bosques de galería más alejados del río. Se encuentran refugiadas en fondos de valles y laderas umbrías y frescas, conectando en algunos casos con los quejigales y acerales. La especie dominante es el fresno (Fraxinus angustifolia), que alcanza una altura de 25 m y llega a los 1600 m de altitud.

VEGETACIÓN RUPÍCOLA
 
En los numerosos roquedos y pedregales también viven pequeñas plantas que limitan su crecimiento a las suras y grietas de las piedras formando las llamadas comunidades rupícolas, colonizadas por plantas que buscan la falta de competencia con otras especies, ya que son comunidades muy abiertas y de escasa cobertura.

El número de especies endémicas de estas comunidades es elevado y muchas de ellas se encuentran amenazadas, siendo la especie más representativa la Violeta de Cazorla (Viola cazorlensis) extendida por todo el Parque.
 



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